22 may 2015

Un tesoro en vasija de barro - 01 - Mayo



Un tesoro en vasija de barro

VIRGEN SANTÍSIMA

“Has hallado gracia delante de Dios” (Lc 1,30).

Sor Ángela fue singularísima en la devoción a la Virgen, a la que siempre llamaba nuestra Santísima Madre. No hay escrito ni exhortación en que no vibre entusiasta su amor por ella. A esta devoción dedica un gran número de sus escritos.

Apenas fundada la Compañía renuncia el cargo en sus manos: “María, nuestra Madre, desde hoy será nuestra Maestra, nuestra Superiora y nuestra Hermana Mayor”.


  • 631 - Entre Dios y nosotras, criaturas miserables, está nuestra Santísima Madre, que aunque extraordinaria a los ojos de Dios, pero a los nuestros imitable.
  • 632 - Mucho dolor causó a nuestra Santísima Madre la profecía de Simeón, pero se dejó clavar la espada con que la voluntad de Dios la distinguía y ahora su gloria nos deslumbra. Imitémosla en la conformidad con la voluntad de Dios, lo mismo en lo próspero que en lo adverso.
  • 633 - Las estimulo a que se fijen en las virtudes que a la comunidad le hagan más falta, para que puedan ofrecer esto que agrada mucho más a nuestra Santísima Madre, que las flores naturales y la melodía de los cantos; que todo es muy bueno si va acompañado de un espíritu recto y recogido.
  • 634 - Cuando no sepáis salir de un apuro o cualquier cosa difícil que se os pueda presentar, id a María vuestra madre, con una grande desconfianza de sí mismas, conociendo vuestra nada, inutilidad y falta de aptitud para todo. Y con grande confianza en ella que es sabia y poderosa, con la sabiduría y el poder de su Santísimo Hijo; y que os ama con un amor inmenso, y está deseando probaros su amor.
  • 635 - Mucho tuvo que sufrir nuestra Santísima Madre cuando la voz de su santo esposo la despierta anunciándole la huida a Egipto. Como perfecta obediente, sin hablar se pone en marcha. Ruega por mí, Madre de la Divina Gracia, para que yo tenga la fortaleza suficiente para obedecer con prontitud sin proferir una queja.
  • 636 - Como vamos a entrar en el hermoso mes de las flores, dedicado a nuestra buenísima Madre, debemos darle algo más de lo diario. Pues no hay duda que la dulzura es muy a propósito para obsequiarla, porque la dulzura nace de la mansedumbre, y tanto una como otra nacen de la humildad. Y como ella es la reina de esta virtud, le gusta mucho verla practicada por sus hijas, y por los buenos resultados que da.
  • 637 - Nuestra Santísima Madre sale al encuentro de su Hijo, en la calle de la Amargura. ¡Cuánto sufrió al saber que el Santo por esencia era tratado como un malhechor! Aprendamos a imitación de estos modelos a llevar bien las humillaciones; por ellas seremos exaltados por toda la eternidad.
  • 638 - Esperen con fe y confianza que esta Madre cariñosa nos alcanzará de su Santísimo Hijo todas las gracias que necesitamos para imitarla en las virtudes, muy principalmente en la caridad que tuvo con Dios y con el prójimo.
  • 639 - Para esta empresa de la salvación de las almas acudid a nuestra Santísima Madre, para que ella interceda con su Hijo que todos se conviertan y no mueran sin confesión. Y aunque sea el trabajo mucho, si ella las acompaña no perderán en espíritu. Pero si no obran con pureza de intención, se exponen a trabajar sin fruto.
  • 640 - “¡Sed tengo!”, decía nuestro Señor; y su Santísima Madre lo oye y no puede mitigar aquella sed. ¿Quién puede comprender lo que en esta ocasión sufriría esta bendita Madre? Por eso en la gloria ve que la sed de su Hijo está saciada con las almas santificadas por su santísima pasión.
  • 641 - Deben dedicarse mucho al silencio. Esta virtud es la que se ha puesto de comunidad para imitar a nuestra Santísima Madre, que siempre callaba, y sólo abría sus labios para cumplir con sus deberes, para practicar la caridad y para ayudar con su buen ejemplo a los demás.
  • 642 - Este mes empezaremos a obsequiar a nuestra Santísima Madre ofreciéndole las flores y los cantos acostumbrados. Pero no debemos contentarnos sólo con el culto exterior, sino acompañarlo con algún sacrificio que es el culto interior y el que más agrada a ella y a nuestro Señor. Cada una en particular debe ofrecerle lo que más le cueste, y nada cuesta tanto como su manera de ser. Ahora es la ocasión de sacrificar este ídolo del amor propio sin trabajo, por-que al pensar que le agrada a nuestra Santísima Madre, se hace con tanto gusto que desaparece el sacrificio.
  • 643 - La Santísima Virgen, fiel cumplidora de la voluntad del Altísimo, calla, sufre, se resigna y acepta la maternidad que su Santísimo Hijo le confía en la cruz como prenda de su última voluntad.
  • 644 - Debemos tener mucho amor a la vida oculta, si queremos imitar a nuestra Santísima Madre.
  • 645 - Tened mucha confianza en nuestra Santísima Madre; ponedlo todo en sus manos: que ella sea la maestra, la que dirija, la que enseñe, la que se entienda con los demás para que vean sólo aquello que les pueda edificar, y oculte nuestras miserias para que no se les perjudique. Y si tienen esa confianza en nuestro Señor y en nuestra Santísima Madre, no tener duda que les ayudará para que den mejor ejemplo en adelante.
  • 646 - Cuando nos sentimos en la oración a secas y parece que nuestro Señor no nos oye, imitemos a nuestra Santísima Madre que insiste en lo que ha pedido, porque conocía era voluntad de Dios.
  • 647 - Nombrad a nuestra Santísima Madre Superiora de la casa. Poned en sus manos vuestra propia perfección, la observancia de las Reglas, la paz de la comunidad, el bienestar espiritual y hasta material, las niñas que vengan a la clase y los enfermos que visiten, las personas ricas que sean amables y las raras. Que ella como Superiora alcance de su Hijo el que a todos traten ustedes como deban y con la sola mirada de dar gloria a Dios.
  • 648 - Nuestra Santísima Madre nos en-seña el amor al trabajo, pues trabajaba sin descansar más que el tiempo que dedicaba a la oración, y éste no era mucho porque trabajando oraba para no interrumpirla. Aprendamos esta lección y con su ayuda pongámosla en práctica.
  • 649 - Desde el primer momento de su concepción nuestra Santísima Madre fue enriquecida de todos los dones de naturaleza y gracia. Iluminada su alma con luces divinas ve su nada, lo que Dios ha hecho en ella; esta altura en gracias extraordinarias la hace más y más humilde, bendiciendo al Todopoderoso que tanto la ha elevado. Y su agradecimiento es tan grande, como el conocimiento de su nada, y tan grande como los dones recibidos.
  • 650 - Apliquémonos las enseñanzas de nuestra Santísima Madre: Ella conoció la voluntad de Dios, y la vemos siempre firme repitiendo el ofrecimiento que hizo de sí misma a su Dios. Nada le hizo variar: ni los acontecimientos, ni los contratiempos, ni las humillaciones, ni los dolores del Calvario; siempre firme y contenta haciendo la voluntad de su Padre celestial.
  • 651 - Madre de Cristo, ruega por mí para que me encienda cada día más y más en el celo por la gloria de Dios.
  • 652 - Nuestra Santísima Madre ha cambiado al Hijo divino por el humano. Nunca más acompañada: los apóstoles la rodean, le consultan; pero nunca más sola. Ella no olvida las enseñanzas de su divino Hijo y su voz la tiene siempre en sus oídos; en sus palabras medita, piensa y se alimenta su alma. Y esto es lo que reparte a los que siguen la doctrina de Cristo.
  • 653 - Debemos portarnos como buenas hijas de tan cariñosa Madre imitándola en las virtudes, y poniéndonos en sus manos para que ella nos libre de todo mal y ten-gamos esta firme persuasión: que si algo desagradable nos ocurriera estando en tan buenas manos, es porque nos conviene para mayor santificación.
  • 654 - Nos debemos consolar con hacer a la Santísima Virgen una corona de actos de virtud llevando bien aquellas cosas que más trabajo nos cuestan. Y con esto, al mismo tiempo que coronan los devotos las sienes de nuestra dulce Madre con diamantes y piedras preciosas pero terrenas, nosotras coronarla con flores de virtud de mucho más valor porque son celestiales.

Epistolario personal de Santa Ángela de la Cruz - 01 - Mayo




Epistolario personal de Santa Ángela de la Cruz

91
UN REGALO PARA LA VIRGEN
EN EL MES DE MAYO
1. Lo mejor para obsequiarla es la dulzura.
2. Efectos de esta virtud en la comunidad y en los demás prójimos.
3. A cambio, la Santísima Virgen nos da vida sobrenatural para vencer los enemigos.
4. Trabajar sin cansarse para ganar muchas almas.
5. Grandeza de nuestra misión.

Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo
30 abril 1923

Mis muy queridas hijas en Dios nuestro Señor:
1. Como vamos a entrar en el hermoso mes de las flores que con su perfume embalsaman el ambiente, y también está dedicado a nuestra buenísima Madre, debemos darle algo más de lo diario; porque aunque es tan rica que tiene de todo y ella siempre nos está dando, pero a las madres les gusta mucho que sus hijas las obsequien con alguna cosa de su agrado.
Y ¿qué será de su gusto? Porque lo que se desea cuando se regala es atinar, y a mí se me ha venido es la dulzura, porque los dulces son muy bien recibidos lo mismo en los pobres que en los ricos; aunque sea un rey lo agradece viendo en su mesa la expresión del agradecimiento de sus favorecidos.
Pues no hay duda que la dulzura es muy a propósito para obsequiarla, porque la dulzura nace de la mansedumbre, y tanto una como otra nacen de la humildad. Y como es la Reina de esta virtud le gusta mucho verla practicada por sus hijas; y por los buenos resultados que da, lo mismo en la comunidad que en los demás prójimos.

2. En la comunidad, cuando reina la dulzura en la mayoría y unas a otras se estimulan a practicarla, es para ver la paz y la tranquilidad, porque cuando se derrama dulzura se ablandan los corazones más duros. Y cuando con mucha amabilidad se excusan o se niegan sintiendo no poderlo remediar, da muy buen resultado y se unen más las voluntades. Y cuando las negativas o excusas son bruscas o desabridas da muy mal resultado, hay desvío y seriedad, y se interrumpe el bienestar de la comunidad.
Esto mismo pasa con los demás prójimos: un buen modo y palabras afectuosas los atrae y los cambia en fervorosos a los que estaban más tibios; pero cuando es lo contrario, los separa del bien y no tan fácilmente se puede sacar nada de ellos.

3. Por la dulzura que le damos a nuestra Santísima Madre, ella nos da vida sobrenatural. Y con esta nueva vida nos revestimos de fortaleza y vencemos los enemigos que pretenden sorpren­dernos preparándonos celadas. Pero no le tememos, le hacemos frente y nuestra buena Madre nos ayuda, y de la lucha salimos victoriosas; y caen derrotados y humillados a nuestros pies el espíritu del mundo y la soberbia y los demás, y el amor propio acoquinado no se atreve a levantar la cabeza.

4. Y después de salir victoriosas, nos ponemos en condiciones para trabajar en los campos que nuestro Señor ha puesto en nuestras manos y hay necesidad de cultivarlos. Y la tierra es buena, la semilla inmejorable, lo que falta es buenos operarios que trabajen sin cansarse, para que no se seque la semilla y se ganen muchas almas que amen a Dios y le sirvan en el tiempo y por toda la eternidad.
Pero, si primero no hacemos lo que quiere nuestra Santísima Madre, cuando nos comunica la vida, que es el aprovechamiento espiritual, no sacaremos fruto, porque lo que no se tiene no se puede dar. Pero siendo fieles a lo que esta buena Madre quiere, qué felicidad en la comunidad que parecerá la imitación de la gloria. Y las Hermanas, ángeles humanos haciendo el oficio que hacen ellos: amarle, servirle y ayudar a los hombres en alcanzarles gracias para ayudarles en lo espiritual.

5. Y ésa es nuestra misión: la propia santificación, para unirnos y más unirnos al Sagrado Corazón y llevar a todos los nuestros a lo mismo. Y gozar en esta vida la dicha de la virtud, dando a nuestra Santísima [Madre] el consuelo de vernos fieles a sus amorosos llamamientos. A la Iglesia, el trabajo de los que continúan la redención siendo buenos operarios. Y al Instituto, la alegría de ver la comunidad edificante. Y todas descansar en los brazos de nuestra dulce Madre por toda la eternidad.
Mucho las quiere y bendice en los Sagrados Corazones, vuestra pobre Madre
Sor Ángela


BOSQUEJO BIOGRÁFICO DE SOR ÁNGELA - CAPÍTULO 01


BOSQUEJO BIOGRÁFICO
DE
SOR ÁNGELA DE LA CRUZ

Primera biografía
de Sor Ángela de la Cruz, escrita por
una de sus últimas novicias


CAPÍTULO I
[1] De la patria, nacimiento y ambiente en que vio la luz la sierva de Dios.– [2] Una visita a la casa donde nació Sor Ángela.

[1. De la patria, nacimiento y ambiente en que vio la luz la sierva de Dios]

Dieciocho siglos habían desaparecido del escenario de la vida y se aproximaba la mediación del orgulloso diez y nueve. Finalizaba el pacífico pontificado de Su Santidad Gregorio XVI, predecesor del glorioso Pío IX, de universal y feliz recordación; reinaba en España la reina Doña Isabel II. Ocupaba la Silla episcopal de la Diócesis Hispalense el Eminentísimo Cardenal Cienfuegos. El mundo todo se agitaba en la incesante y eterna lucha de distintos y opuestos ideales.

Y fue en la incomparable Sevilla, patria de héroes y de santos, de sabios y filósofos, de artistas y poetas famosos en el mundo entero, por la fecundidad de sus concepciones, por la viveza de su fantasía, por la originalidad de su genio. En Sevilla, cuyo elogio no intentamos hacer, por estar sobrada y magistralmente cantado el poema de su rara hermosura y estudiados los variados matices de la belleza encantadora que encierran todos los aspectos de su exquisito espíritu; donde, a las siete horas de la tarde del día treinta de enero, de mil ochocientos cuarenta y seis, vio la luz primera una niña, cuyo humilde nacimiento estaba llamado a ser esclarecido en lo futuro y a llenar con su nombre casi un siglo de esta bendita y privilegiada tierra de María Santísima.

He aquí lo que se deduce de la «partida» que tenemos a la vista, tomada del libro noveno de bautismos, de la antigua y extinguida parroquia de Santa Lucia, al folio setenta y nueve:

Fueron sus padres José Guerrero Benítez, natural de Grazalema, y Josefa González Fernández, nacida en Sevilla, los cuales habitaban la casita número cinco de la llamada Plaza de Santa Lucía. Recibió las regeneradoras aguas bautismales el día 2 de febrero, de manos de D. Miguel Mijares, teniente Cura de la expresada parroquia; siendo padrinos D. Francisco Franco y Dña. María Gómez, de la collación de San Pedro, de esta ciudad. Abuelos paternos, Juan José Guerrero, de Grazalema, y Ángela Benítez, de Ubrique. Maternos, Antonio González, del Arahal, y Juana Fernández, de Zafra. Impusieron a la neófita el nombre de María de los Ángeles,
Martina, de la Santísima Trinidad».

No entendemos haber nada de extraordinario en la elección de los nombres que a la niña pusieron. Parece natural que los primeros obedeciesen a llamarse Ángela su abuela paterna y celebrar la Iglesia el día de su nacimiento la festividad de Santa Martina, virgen y mártir; en cuanto al tercero, «de la Santísima Trinidad», es frecuente en muchos párrocos imponerlo a todos los que bautizan.

Pero sí podemos afirmar que, con las extraordinarias luces que el Señor concedió a la angelical niña, desde sus primeros años, acerca de la vida sobrenatural, penetrose ella del fin que la Iglesia persigue al imponer a los bautizados nombres de los misterios divinos, o advocaciones de la Santísima Virgen y los Santos.

[Sus devociones]

En efecto, fue ternísimo el cariño que profesaba a la bendita Madre de Dios, a la cual llamó siempre «nuestra Santísima Madre».

Su vida fue la de un ángel de caridad, haciendo con sus prójimos los oficios que los espíritus bienaventurados en el cielo; oficios que después explicará magistralmente a sus hijas en la carta del año mil novecientos diez y ocho, exhortándolas a ser «ángeles humanos» bajo su humilde hábito de Hermanas de la Cruz.

Objeto de especial devoción fue para ella también la virgencita Santa Martina, esforzándose en imitar sus virtudes, y obsequiándola cada año con cultos particulares, que posteriormente por corresponder a la fecha de su nacimiento, han sido tan solemnes y extraordinarios en el Instituto, que más de una vez hablaremos de ellos en el curso de nuestra historia.

Por último, el misterio de la Santísima Trinidad, del cual hablaba con una sencillez, pero al mismo tiempo con una luz, aplomo y naturalidad como si hubiera hecho estudios teológicos, constituía el fundamento de su inquebrantable y robusta fe, innumerables veces expresada en las palabras: «Creo en Dios Padre, en Dios Hijo y en Dios Espíritu Santo». Y en obsequio sin duda del misterio básico de nuestra Religión, acostumbraba a santiguarse tres veces con gran reverencia al despedirse de Nuestro Señor en el Oratorio cada noche, y tomaba otras tantas, agua bendita en la pilita del dormitorio, antes de entregarse al descanso. Podemos afirmar que supo corresponder al honor que recibiera al ostentar estos nombres, honrándolos a su vez con una vida cristiana tan perfecta, que cristalizó en la más encumbrada
santidad.





[Sevilla, su suelo patrio]

Algo análogo diremos de la tierra que la vio nacer. Sevilla le dio el abolengo de su ilustre historia, de sus hombres eminentes en todas las manifestaciones de la vida y el saber; de su privilegiada hermosura, de su dulce y suave clima, de su incomparable y luminoso cielo azul.

Mas ella correspondió a estos honores que de Sevilla recibiera, dedicándole un lugar preferente en los afectos de su noble y generoso corazón; agregando a su limpio historial el nombre de uno de los mayores prestigios de los tiempos modernos, y legándole en sus hijas un Instituto —timbre de gloria— que consolara todas sus penas, aliviara todas sus miserias, endulzara con la suave sonrisa de su ardiente caridad todos sus grandes dolores, y pusiera claridades de cielo en las oscuridades que nublan las torturadas conciencias de los pobres y enfermos, desheredados de las comodidades de la tierra: faltos de cariño, de pan, de abrigo, de hogar.

[2. Una visita a la casa donde nació Sor Ángela]

Con el alma presa de dulce emoción, hemos visitado la feliz casita donde la Santa Madre naciera.

En la antigua y desigual plaza de empedrado suelo algún que otro trozo, en que unas grandes losas de piedra gris quieren semejar acera; entre edificios que, aunque modestos, todos han sufrido reformas y doblado sus pisos; ella sola permanece intacta, conservando sobre la puerta de entrada el mismo número cinco que ostentara hace un siglo.

Tiene solo planta baja, pero para la familia humilde modesta que la habitaba resultaría cómoda y bastante capaz. Por un escalón de, próximamente dos decímetros de altura, se baja al zaguán, que al lado izquierdo de la pare frontera a la puerta tiene un hueco, cuya parte superior remata en arco de circunferencia simétricamente colocado. Cierra hoy el hueco sencilla cancela de hierro, mas en aquel tiempo hacía este oficio el clásico portón, que velaba el interior de las viviendas.

Pasamos a un patio enladrillado y rectangular, de casi doble longitud de anchura, con cuatro corredorcillos tejados, que permiten el paso sin mojarse en tiempo de lluvia, y aminoran el área de iluminación, amortiguando un poco la cegadora luz del verano. A ellos abren las puertas de las seis habitaciones que constituyen la vivienda.

A mano derecha y en primer término, se encuentra la habitación donde nació nuestra heroína. Es relativamente espaciosa, con uno de sus ángulos convexo, que le resta tamaño e igualdad, y una ventana rectangular por donde recibe la luz y ventilación de la plaza. Aquí —nos decíamos— pasó la mayor parte de sus años primeros; desde aquí oiría las campanitas de la parroquia que tan dulce eco despertaban en su alma; aquí durmió sus primeros sueños de inocencia y empezó a concederle Nuestro Señor aquella primeras gracias y dones que la pequeñuela tan bien supo aprovechar.

Seguimos nuestra interesante inspección. Las demás habitaciones son todas casi cuadradas, abren su puerta y una pequeña ventana al patio; tres de ellas en la misma ala derecha y una al frente; la del rincón no tiene ventana, recibiendo la iluminación por un tragaluz que da a la azotea.

En el lado izquierdo, a partir de la cancela, hay otra habitación, análoga a las ya descritas: un cuartillo pequeño para desahogo, sin luz directa, y la cocina. En esta, al frente izquierdo, está el poyo con dos hornillas bajo la campana de la chimenea que, según la hipótesis más probable, utilizaría la familia; pues otros poyos y hornillas que hoy existen parecen construidos después, para comodidad de los diversos vecinos que han habitado la casa.

Un pozo con brocal de ladrillos que estaba frente a la chimenea, nos dijeron que lo habían tapado, por haberse echado a perder el agua, a causa de unas cañerías que desaguaban en él. Entre la cocina y un pequeño corral, dos pilas muy bajitas forman el lavadero, recibiendo de lleno la luz, pero sin salir fuera de techado.

Por una derruida escalera de ladrillos, construida en el corral, subimos a la pequeña azotea, que pisa sobre las habitaciones fronteras a la calle y alegra una baranda de hierro, que permite verla toda desde el patio.

Hemos evocado la visión de la niña modesta y trabajadora; nos la figurábamos tomando parte en escenas familiares; atravesando los corredorcillos, afanada en la cocina, lavando en las pequeñas pilas, subiendo la escalerilla para tender ropa en la azotea, o cuidar sus macetas y sus flores, como buena sevillana.

Aquí, se nos antojaba absorta en dulces meditaciones: contemplando la hermosura del cielo, azul unas veces, y fuertemente luminoso bajo el sol de mediodía; suavemente encendido otras, con los arreboles de las nostálgicas tardes otoñales; ahora iluminado con la alegre claridad de las mañanas abrileñas; luego quieto y silencioso, cuajado de estrellas… ¡Qué alto hablarían a su alma aquellas bellezas naturales! ¡Con qué misteriosa emoción miraría los atractivos perfiles de su parroquia, que desde allí se divisaba, anhelante de arrodillarse a los pies de la Santísima Virgen, de rezar ante el Sagrario!

Interrumpimos nuestras divagaciones y salimos a la calle con el firme propósito de hacer la descripción de la casita. Porque, siendo probable que, por determinadas circunstancias haya de sufrir reformas, nos place consignar la actual distribución, en un todo igual a los tiempos en que sirvió de habitación a la Santa Madre.

Pero, antes de alejarnos de aquellos lugares, volvimos a remirar la plaza y nuestros ojos buscaron ávidamente el edificio que hace un siglo fuera la iglesia de Señora Santa Lucía.

La revolución, que al suprimirla convirtiéndola en finca privada, hizo que andando el tiempo se destinase a almacén de maderas. Hoy —lo consignamos con amarga pena— han instalado en ella un cine.


Nos alejamos con triste y honda impresión producida por el contraste entre la vida cristiana, laboriosa y pacífica que en la casita acabábamos de evocar, y la alocada agitación moderna, que entrañando el ansia de buscar placeres y comodidades, como única finalidad de la vida, trata de extinguir los últimos destellos de fe y espiritualidad en las clases humildes y trabajadoras.



17 may 2015

Revista Hermanas de la Cruz Nº 14

Ya se encuentra online la última revista de las Hermanas de la Cruz, número 14, que cubre los meses de abril a junio de 2015.

¡Feliz Lectura!

A continuación, el sumario:

SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ

1.  Editorial........................................(Página 4)
- La fe, cimiento de fidelidad.
2.  El Magisterio de Sor Ángela (XXVIII).............(Página 7)
-"Nuestro País es la Cruz"
3.  Iconografía de Santa Ángela......................(Página 9) 
- Mi profunda veneración por Santa Ángela.
4.  Me gusta contarte cosas ........................ (Página 12)
- No me lo podía perder
5.  Sor Ángela de la cruz, cartas a................. (Página 15)
- Las familias.
6.  Hablemos de ella................................ (Página 17)
- Que en el cielo tan sólo te aman mejor.
- Bodas de diamante en el pueblo de Lebrija.
7.  Testimonios..................................... (Página 23)
- Milagro de un nacimiento.
- Quisiera expresar mi cariño sincero a Santa Ángela de la Cruz
- Favor recibido

BEATA MARÍA DE LA PURÍSIMA
1.  Hacia la Canonización de 
Madre María de la Purísima.......................... (Página 26)
2.  Espiritualidad de Madre María de la Purísima.... (Página 29)
- Tú tienes tres madres.
- Madre Purísima y su cruz.
3.  Sus escritos "Destellos de Luz"................. (Página 33)
- Todo pasa.
4.  Testimonios..................................... (Página 35)
- "Tender puentes".
-Gracias Madre María de la Purísima.