El Padre José Torres Padilla, mentor de Santa Ángela de la Cruz y cofundador del Instituto de las Hermanas de la Cruz inicia elcamino a los altares el próximo 5 de mayo, a las seis de la tarde, en la parroquia del Sagrario de la Catedral, donde se producirá la apertura de su proceso de beatificación y canonización.
Será el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, quien presida la ceremonia de apertura de la causa, de la que es postulador el vicario general de la Archidiócesis, Teodoro León, que ayer mismo envió la carta circular a los sacerdotes diocesanos y a las comunidades religiosas para anunciarles la grata noticia, primer paso que convertirá al que fue conocido como el «Santero de Sevilla» en Siervo de Dios. Después vendrá en reconocimiento de sus virtudes en grado heroico, con lo que adquirirá el título de venerable. Hará falta un milagro por su intercesión para que sea beato y de un segundo milagro para la canonización.
Este sacerdote humilde, fue mentor de una jovencísima Angelita Guerrero, de la dominica Sor Bárbara de Santo Domingo, «la hija de la Giralda» y de la mercedaria Sor María Florencia Trinidad, la Madre Sacramento. Aunque no hay biografía al uso del Padre Torres Padilla, la propia Santa Ángela de la Cruz mandó a la hermana Adelaida que recopilara toda la información sobre el sacerdote, e incluso en la Positio de Madre Angelita hablaban quienes la conocieron también de quien fuera cofundador del Instituto.
El Padre Torres Padilla nació en 1811 en San Sebastián de La Gomera, en Canarias. En su adolescencia quedó huérfano junto a sus tres hermanos. De sus padres había recibido el auténtico ejemplo de vida cristiana que sería vital en su vocación religiosa y desde pequeño quiso aprender «el oficio de los que no se condenan; el de un verdadero sacerdote».
A los 17 años se trasladó a Tenerife para estudiar en la Universidad de La Laguna y en 1833 se embarcó en dirección a Sevilla para finalizar sus estudios de Teología, pero la epidemia de cólera que sufría la ciudad le hicieron seguir hasta Valencia. En 1833, ya en Sevilla, se ordenó sacerdote por el cardenal Cienfuegos y cantó su primera misa.
Desde 1842 desempeñó la Cátedra de Sagrada Teología en el Seminario Conciliar de Sanlúcar de Barrameda y en 1847 volvió a Sevilla, donde fue nombrado catedrático de Patrología, Disciplina e Historia Eclesiástica, fue, igualmente, canónigo de la Catedral desde 1871. Su reputación era tal que fue designado por el Papa Pío IX consultor pontificio del Concilio Vaticano I.
Hacia 1862 conocería a Angelita Guerrero, que tenía 16 años. Momento clave que desembocaría en la fundación del Instituto de Hermanas de la Cruz. El Padre Torres la dirigió, la preparó y la dispuso para crear la incontestable obra que dejó y que hoy continúan con el mismo espíritu y entrega las Hermanas de la Cruz.
El Padre Torres Padilla murió el 23 de abril de 1878 y su cuerpo fue enterrado en el panteón de San Sebastián -hoy parroquia-. Y a los cinco años, Santa Ángela de la Cruz consiguió del Cabildo Catedral su traslado a la Casa Madre, en cuya cripta reposan sus restos.
FUENTE:
ABC