Hace ahora diez años, el 4 de mayo de 2003, el entonces Papa Juan Pablo II, en su quinto viaje a España, canonizó en Madrid a Madre Angelita, considerada Santa desde siempre en su Sevilla natal, que acudió en masa, peregrinando junto a otros andaluces y españoles y monjas de las más de cincuenta casas de la Compañía, para estar presentes en un acontecimiento histórico.
Si grandiosos fueron los actos en la capital de España, los de Sevilla fueron magnos, impulsados por el entonces arzobispo, fray Carlos Amigo Vallejo. Toda Sevilla se echó a la calle para asistir al insólito traslado del cuerpo incorrupto de Santa Ángela, en una urna y sobre unas andas que portaron doce relevos, hasta la Catedral. Fue el 7 de mayo y se contabilizaron más de 150.000 personas en este recorrido que sacó a la calle toda la devoción de un pueblo por Sor Ángela.
En la Seo metropolitana permaneció Madre Angelita hasta el día 11, y ante ella se celebraron encuentros y hubo hasta baile de seises el día de su vuelta a la Casa Madre. Hoy, diez años después, las Hermanas de la Cruz, figuras imperdibles e imprescindibles en Sevilla, siguen recibiendo ríos de gentes de todas las partes de España en este recinto de misteriosa alegría que es el convento en donde más humildad, más sobriedad, más misericordia por los pobres y enfermos podemos encontrar.